Se enganchó de nuevo la hombrera de su armadura, se ciñó el peto, asió el pesado escudo, y se volvió a levantar. Esta vez no se puso el casco... Quería tener la vista libre de estorbos.
Sin esperar a que se terminase de preparar, la difusa forma se volvió a presentar tras él, extendiendo sus oscuros tentáculos a la velocidad del rayo en dirección al guerrero que, con un gesto de reflejos y fuerza, empujó su escudo contra éstos, avanzando con él por delante, gritando.
Podía sentir la confusión en su rival, si es que esa... Presencia, era capaz de sentir emociones. Para sorprender a su rival, cuando se encontraba a un par de metros, en lugar de atacar, rodó por el suelo, propulsándose con toda la fuerza de sus piernas para levantarse a la vez que rasgaba el aire con su espada. Podría ver la etérea forma dividirse en dos, desapareciendo poco a poco, fundiéndose con el aire...
- Juan! Mira lo que acabas de hacerle a las cortinas!
Esa voz! ...Como si cayese en un pozo de agua congelada, despertó de su fantasía. Su madre, y esa mirada asesina, le habían paralizado, le causaba más terror que sus espectrales enemigos.
- Ahora mismo estás soltando eso. Recoge el casco de tu padre y la tapa de la olla, y quítate esos cartones de encima, que eres ya muy grande! La comida está en la mesa.
+Qué hay de comer?
- Garbanzos.
+ Mierda.
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